sábado , septiembre 14 2024

25 años de la web «En contìnua evoluciòn»

En marzo de 1989 un investigador inglés creo las bases del software que llevó el Internet a las masas

Internet nació como una red de comunicación con fines militares, pero muy rápidamente fue aprovechada por la comunidad académica, que convirtió el correo electrónico y el acceso remoto a servidores en eficientes herramientas para la investigación al final de los años 70 del siglo pasado.

En Venezuela, el Conicit impulsó el uso del correo electrónico y de la descarga de documentos académicos en colaboración con universidades y centros de investigación de Europa y EEUU, pero fue a inicios de los años 90, con el surgimiento de proveedores comerciales que Internet sale de los círculos académicos y comienza a ganar adeptos entre el gran público.

Uno de los factores que facilitó el acceso a Internet fue el navegador u “hojeador” (browser en inglés) que se basaba en un principio simple pero muy poderoso: el hipertexto.

El mundo en un clic

Un novelista como Julio Cortázar había pensado en una literatura ramificada, con una guía para leer su emblemática novela Rayuela sin seguir la secuencia convencional. Es decir, tenía ya la intuición del hipertexto.

Después de probar con una narrativa circular en el cuento Continuidad de los parques, Cortázar ofrece varias secuencias posibles de lectura en Rayuela, una novela de 155 capítulos agrupados en 3 bloques que tiene, en lugar de una tabla de contenido, una «tabla de instrucciones» para su lectura.

Ya existían muchos sistemas electrónicos que usaban el concepto de hipertexto, definido como un medio de recorrer un contenido o información determinados a través de enlaces señalados en el texto.

En otras palabras, en vez de revisar de forma secuencial un documento extenso, se organizaba ese documento en módulos y luego se colocaban enlaces para que el lector pudiera “saltar” a cada módulo, si lo consideraba necesario. Es decir, la lectura pasa de secuencial a ramificada y se profundizaba en un tópico de acuerdo a los requerimientos de cada lector.

Lo que propuso Tim Berners-Lee en el laboratorio suizo del centro de investigación nuclear, CERN, fue un protocolo para acceder a diversos documentos o páginas electrónicas a través de los enlaces de hipertexto. De ese modo quería que los investigadores pudieran acceder a cualquier documento ubicado en cualquier servidor público de Internet, con sólo hacer un clic.

Crecimiento exponencial

Después que se comenzó a conocer la forma de escribir páginas web, cada organización o incluso cada individuo podía crear de manera relativamente sencilla su propia página.

A través de los enlaces, se podían generar no sólo documentos complejos repartidos geográficamente en todo el mundo, sino que toda la información se acercó más a los usuarios.

En vez de una nota de pie de página del texto convencional, un enlace llevaba al lector a la fuente misma de la información, sin intermediarios, y esa gran potencia del hipertexto es hoy usada en los mensajes de Twitter o WhatsApp, por citar uno de los tantos ejemplos de los alcances de la tecnología web: basta un clic para ver una fotografía reveladora o un video de último segundo.

Un canal personal

Lo que ha hecho posible la web, con sus páginas que fueron ganando interactividad, es una participación más proactiva de los usuarios. Antes éramos consumidores pasivos de la información, ahora podemos ser curadores de la información.

La tecnología subyacente de la web convierte a cada usuario en un editor, o en reportero que es a la vez redactor, fotógrafo y camarógrafo.

Existen numerosas herramientas para que el individuo no sólo sea reportero ciudadano, sino que puede convertirse en un canal multi-medios. El alcance de sus mensajes ya no depende de la tecnología, que está disponible y es además gratuita, sino de su creatividad, del dominio de los temas que aborda y de su capacidad para agrupar una comunidad en torno a sus mensajes.

La web de Babel

Una vez intentamos hacer un paralelo de la web con la Biblioteca de Babel, esa estructura hexagonal y recursiva donde había un libro que contenía todos los libros.

Borges, en El jardín de los senderos que se bifurcan, se vale de un escritor de ficción, Ts?ui Pen, para reflexionar sobre un monumental trabajo literario que es en realidad un laberinto de caminos ramificados, lo que hoy se conoce como ficción arborizada, y que ha encontrado en la Web un campo ideal de desarrollo, especialmente por la facilidad de interacción entre autores.

En su relato La lotería de Babilonia, el curso de los hechos está determinado por los sorteos que organiza una compañía todopoderosa. «En la realidad, el número de sorteos es infinito, ninguna decisión es final, todas se ramifican en otras».

Revisa Tambíen

Guaco presenta ZigZag en plataforma digital

Con más de cinco décadas de éxito sostenido, Guaco sigue siendo sinónimo de movimiento y evolución, es …

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *