jueves , septiembre 19 2024

Al borde del acantilado

Se suele decir que el riesgo es parte importante de la condición humana. Que andar por senderos de peligro es bueno para sentir que se está vivo y que sortear las trampas de la vida pone a prueba la inteligencia.

Si es así, entonces al fútbol venezolano le toca demostrar que es más capaz de lo que parece, porque en estos días se juega su opción clasificatoria al Mundial Suráfrica 2010 en sus enfrentamientos ante Chile y Perú. Urgida de puntos, la selección Vinotinto procura atesorar al menos cuatro de seis posibles en estos dos partidos; menos que eso equivaldría a manos vacías, a sabor amargo, porque los números no serían amables. Venezuela tiene 17 y requiere llegar al menos a 24, para entonces ir como quinto de Suramérica ante el cuarto de la zona de Centro, Norteamérica y el Caribe.

Después llegarán dos nuevas oportunidades frente a Paraguay en suelo venezolano y Brasil en Río de Janeiro, pero vaya, tal vez ya sea demasiado tarde. Ya para entonces el técnico César Farías y sus jugadores habrán rodado acantilado abajo, impotentes y frustrados, si es que las cosas no les salen bien en los episodios contra australes e incas.

Venezuela ha sido en esta versión del Premundial un catálogo de sobresaltos. Un equipo que impresiona y desalienta, que eleva el fervor de los corazones y decepciona. Los venezolanos comenzaron su andar por el torneo con una impensada victoria de 1 a 0 en Quito ante el inexpugnable Ecuador, con aquel gol imposible y de tiro libre del temible cobrador José Manuel Rey. El inicio del camino era dorado, pero se atravesó la Argentina de Lionel Messi y la camiseta vinotinto cayó 2 a 0 en Maracaibo. Una nueva derrota en Bogotá ante la zozobrante Colombia, 1 a 0 (con gol de tiro libre, vaya paradoja) puso las cosas difíciles, pero llegó el 5 a 3 sobre Bolivia en San Cristóbal, aquel partido que propició la renuncia del técnico Richard Páez. El sendero era otra vez un rumbo cierto.

Llegaban nuevos tiempos, se encargó Farías y aquel empate en Montevideo 1 a 1 ante Uruguay presagiaba cosas buenas. Mas cuatro caídas corridas frente a Chile, Perú, Paraguay y Brasil pusieron agua en la cerveza de las celebraciones. La Vinotinto, golpeada, se paró de la lona para vencer a Ecuador en Puerto La Cruz antes de volver a perder con los argentinos y ganarle a los colombianos.

Vendría, entonces, lo insólito de la cosas insólitas, lo inesperado de lo más inesperado: Venezuela, con un equipo integrado en buena medida por jugadores juveniles, fue al cielo de La Paz para vencer a una Bolivia que en su partido anterior le había clavado ahí mismo, a casi 3.600 metros de altitud, un increíble 6 a 1 a la Argentina, dirigida por Diego Armando Maradona. Un nuevo empate ante Uruguay en suelo venezolano dejó las cosas donde ahora están: 17 puntos y octavo lugar del Premundial. Pero lo difícil no es realmente la cantidad de puntos que faltan para conseguir la clasificación, sino la cantidad de selecciones que se han atravesado en el camino: Brasil, Chile, Paraguay, Argentina, Ecuador, Uruguay y Colombia. A varias de ellas tendrá que derribar la Vinotinto en su paso hacia la grandeza, en su ruta hacia ese quinto lugar que marca la frontera entre la trascendencia y el indeseable territorio de los olvidos.

El riesgo y el peligro pueden disparar la adrenalina y hacernos sentir la alegría de estar vivos, y las andanzas por el filo del precipicio simultáneamente asustan y divierten. En poco tiempo sabremos si la Vinotinto tuvo el equilibrio necesario para caminar por la maroma, hasta llegar al lugar donde le esperan los puntos de Suráfrica, o si el fútbol la ha mandado otra vez a lo más profundo del abismo.

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