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El kit de primeros auxilios que se lleva a un viaje de vacaciones o negocios es distinto al que se guarda en casa. Estos son algunos elementos para resolver pequeñas emergencias
Por Magaly Rodríguez
Un viaje es una aventura que se asume a riesgo propio. Así como abundarán los buenos momentos, también pueden presentarse situaciones de salud que vale prever, pues no siempre se tiene a un médico al alcance o una farmacia disponible para proveer lo necesario. Algunos de los recursos de mayor utilidad para incluir en el equipaje son:
Spray o gel antibacterial: A falta de agua y jabón, este recurso permite asear las manos antes de comer o después de ir al baño. Téngalo siempre a mano.
Algodón, gasas, agua oxigenada y cremas antibióticas: Es un kit básico para tratar raspaduras, rasguños y otras lesiones. Incluya también unas pinzas finas para desinfectar y extraer cualquier astilla.
Gel de sábila: Una insolación, dermatitis o una picadura pueden aliviarse con este recurso.
Medicamentos contra el mareo: Si es hipersensible al movimiento de barcos, aviones y autobuses, consulte con su médico si puede tomar fármacos para prevenir mareos y náuseas, en qué dosis y con qué frecuencia.
Analgésicos: Los cambios de presión y de horarios de sueño, una exposición prolongada al sol y el cansancio tienden a provocar dolor de cabeza. Incluya pastillas de acetaminofén o paracetamol. Así también tendrá como combatir fiebres y síntomas de resfriado común.
Lágrimas artificiales y gotas de solución salina: Si viaja en avión o se dirige a climas muy secos o fríos, es previsible que sus ojos se enrojezcan por falta de humedad: use lágrimas artificiales. Para tratar la resequedad nasal, la aplicación local de solución salina reduce la irritación.
Facilitadores de la digestión: Comer de más o probar platos muy condimentados tiende a causar molestias digestivas. No es mala idea incluir enzimas y antidiarreicos. Considere también antiácidos y protectores gástricos si tiende a experimentar gastritis.
Curitas: No solo protegen pequeñas cortaduras; también previenen la aparición de ampollas tras largas caminatas. Considere las que son resistentes al agua para máxima adhesión.
Antialérgicos: Para personas hipersensibles al polen de las flores, las picaduras de insectos u otros alergenos, empaque antihistamínicos como la loratadina. Si tiene antecedentes de reacciones muy severas, considere adquirir un lápiz inyector de epinefrina y aprenda cuándo y cómo usarlo.
Lentes de repuesto: Si usa lentes correctivos —sean de contacto o de montura—, considere llevar un par extra en caso de que necesite reemplazarlos.
Otros medicamentos: Si tiene condiciones como hipertensión, diabetes, asma o afines, lleve consigo todas las dosis de la medicación que necesite durante sus vacaciones, junto con los récipes que avalan su necesidad de tomarla. No se confíe en que podrá conseguirla en el nuevo destino.
Algunas recomendaciones
Mantenga las pastillas en sus empaques originales para evitar que se degraden con el aire y la luz. Tome nota de sus fechas de vencimiento.
Revise periódicamente su botiquín para reemplazar cualquier producto expirado.
Si viaja con niños, recuerde incluir las versiones pediátricas de los medicamentos que pueda necesitar y consulte de antemano las dosis que serían adecuadas.
No guarde en el equipaje facturado sus fármacos más indispensables; llévelos siempre consigo. Así, si su maleta se pierde, no descontinuará su tratamiento.
