lunes , septiembre 16 2024

Bruselas,una ciudad surrealista

Me gustan el humor subversivo, las pecas, las rodillas, el pelo largo de mujer, las risas de los niños en libertad, una jovencita corriendo por la calle. Deseo el amor que vive, lo imposible y lo quimérico. Temo conocer mis límites con precisión. René Magritte Texto y Fotos de María Ángeles Octavio – mariaoctavio@yahoo.es

Un paraguas sostiene un vaso de agua, hombres llueven, una manzana verde es el rostro de un señor con sombrero de hongo, las nubes invaden el ojo de alguien, una cara cuyos ojos son unos senos y la boca el sexo femenino. Todas imágenes que desafían el entendimiento, se burlan de nosotros o cuestionan todo. Son obras de René Magritte, surrealista del siglo XX. Nació en Bélgica muy cerca de Bruselas. Se burló de todo lo preestablecido. En 2009 abrió sus puertas en esta ciudad el Museo René Magritte en la Grand Place.

A nuestra llegada a Bruselas llovía, llovía y el trayecto al hotel fue sólo en busca de la dirección. Nos acomodamos y cuando salimos a la calle sentimos que estábamos dentro de un cuadro de Magritte. Las calles de Bruselas sorprenden. Con frecuencia ves fachadas adornadas con motivos de comics, junto a solemnes monumentos o hermosos edificios de art nouveau.

Buscando el museo del comic divisamos en lo alto de unas escaleras en el boulevard Pacheco a Gastón Lagaffe el héroe ingenioso y flojo, creación de André Franquin. De allí caminamos hacia la rue du Sable donde se encuentra en un edificio de Art Noveau de 1903, concebido por Víctor Horta, el Centro Belga de la BandeDessiné. Este museo desmenuza la animación belga y la historia del comic desde sus orígenes en Estados Unidos. Sus salas hacen especial énfasis en la década de los 30, cuando se afianza este arte en Bélgica.

Tintín está en todas partes de la ciudad. Bajando una escalera en la rue de L´Etuve en un mural a pocos metros del Manekeen Piece, o jalando un tren en el vestíbulo de la Estación del Sur. Siempre hay algún otro personaje imaginario a la vuelta de cualquier esquina, pues desde 1991 las autoridades belgas decidieron dar vida a los rincones más lúgubres de la capital con murales de escenas de historietas, siempre ligadas a algún emblema de Bruselas. Algunos de mis murales favoritos son:

Dany-Olivier Rameau, rue du Chêne. Fuegos artificiales justo al lado de una famosa tienda de pirotecnia. Situado cerca del Manneken Pis.

Hergé-Tintin, rue de l?etuve. El héroe del cómic belga. Hergé dibujó esta viñeta más bien discreta de uno de sus álbumes “El caso Tornasol”. Situado al lado del Manekken Pis.

Schuiten-Le Passage,rue du Marché au Charbon. El dibujante François Schuiten, aquí dibuja uno de los recovecos de sus oscuras ciudades.

Frank Pé-Broussaille, rue du Marché auCharbon. Cogidos de la mano, el personaje y su chica van por las calles de Bruselas.

Goscinny et Uderzo-Asterix y Obelix, rue de la Buanderie. La arrolladora carga de los galos.

Mural Morris-LuckyLuke, rue de la Buanderie. El cowboy que dispara más rápido que su sombra y los malvados hermanos Dalton.

Mural Dupa-Cubitus, rue de Frande. Un perro blanco y rechoncho, algo gamberro. Esta vez sustituye al Manneken pis en el mural. Cubitus vive en una casa en los suburbios con su amo, Sémaphore, un marinero jubilado, al lado de Seneshal, el gato negro que es instintivamente enemigo de Cubitus.

Vandersteen-Bob y Bobbette, rue de Laeken. Sobre un fondo rojo Bob y Bobette están ayudados aguantados junto a otros personajes por el Manekken pis, con una fuerza descomunal.

Roba-Boule et Bill,rue du Chevreuil. El pequeño travieso y su cócker Bill.

Bruselas es una ciudad sarcástica. Es una cínica que responde a la pacatería europea con el “insolente” MannekenPis, y a las penurias de la guerra con su mejor carta: el cómic. Bruselas es juguetona y desenfadada, pero no por ello menos luchadora. En ella la protesta se viste de tinta y encarna personajes como Tintín un cándido periodista que recorre el mundo junto a un perro blanco llamado Milú, o un vaquero más rápido que su propia sombra, Lucky Luke, o criaturillas azules que viven dentro de un hongo y huyen de Gargamel en un bosque encantado, Los Pitufos. Lejos de la obsesión de altas dosis de violencia de las tiras cómicas norteamericanas, el humor y la aventura ligera definen la pauta en los cómics europeos. El estilo tiene sus raíces en la obra del belga Hergé, pseudónimo de Georges Remi, padre del cómic y creador del mítico Tintín. En 2009 abrió en Louvain la Neuve, el museo Hergé. Vale la pena visitarlo, es un tributo excepcional.

El corazón de la ciudad es la bellísima Grand Place, considerada la más bella plaza de Europa, aunque los belgas orgullosamente sostienen que del mundo. Esta plaza, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1998, fue hace siglos un mercado, alrededor del cual fueron congregándose diferentes corporaciones de artesanos que construyeron hermosas residencias de los estilos más variados, especialmente barroco y gótico, algunas de las cuales hoy albergan museos. Entre los edificios que más se destacan se encuentra el Hôtel de Ville o Ayuntamiento. Cada dos años la plaza se embellece aún más cuando se cubre con una alfombra de flores.

A unos cuantos metros de la Gran Plaza, siguiendo una calle abarrotada de comercios que ofrecen los riquísimos chocolates belgas y prendas de encajes, se encuentra sobre un pedestal, en una esquina, la graciosa estatua de un niñito orinando: es el famosísimo Manneken Pis.

No lejos de la Grand Place se encuentran las Galerías Saint-Hubert, donde pueden comprarse libros, música y ropa, entre otras cosas. No dejen de almorzar o tomarse un café en la Taverne du Passage, en Galería del rey. Aquí Hergé se encontró por primera vez a otro gigante del comic, Edgar-P. Jacobs y su famosa serie Blake and Mortimer series.

Entre los edificios destacables de la ciudad se encuentran el Palacio Real, el Teatro Real de la Moneda, palacio de la ópera de Bruselas, el imponente edificio de la Bolsa, el gigantesco Palacio de Justicia, la Catedral de San Miguel y Gúdula y la Basílica de Koekelberg, al oeste. Al este del centro se encuentra el Parque del Cincuentenario, mucho más que un parque puesto que alberga varios museos y monumentos. Bruselas tiene el mayor número de edificios Art Nouveau de toda Europa, fue la cuna de este movimiento. Uno de los más emblemáticos es el que alberga la cervecería Le Falstaff, en rue Henri Mauss, 17.

No olviden que los mejillos y papas fritas son las especialidades gastronómicas de Bélgica.

Bruselas es, ante todo, surrealista. A través del “zwanze”, su particular forma de humor popular, en las extravagancias del Atomium o del Palacio de Justicia, en toda su belleza, que se descubre poco a poco.

Sumario: A través del “zwanze”, la particular forma de humor popular de los belgas se conjugan murales llenos de comics, monumentos solemnes, edificios de art nouveau, gastronomía, arte e historia que hace de esta ciudad un espacio surrealista.

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