viernes , septiembre 20 2024

Diez personajes indispensables en un autobús al interior

Por Pedro Camacho.

10 El campeón roncador

Piensa en el sonido que hace un marrano. Ahora piensa en el sonido de una tos de fumador. Ahora imagina que la tos de fumador proviene del marrano y que el pobre animal ha fallado ocasión tras ocasión en dejar el mal hábito. Por último, imagina que este extraño animal va a tu lado en un autobús al interior. Molesto, ¿verdad? Suelen ser gordos, bigotudos y sólo existe una persona que puede despertarlos: ellos mismos. Es como si entrasen en una estado de coma y sólo roncan para que uno pueda entender que aún no han muerto.

9 La vieja quejona

Que el aire está muy frío. Que la película está muy alta. Que el conductor va muy rápido. Que agarró el autobús que no era. Tiene la habilidad de encontrar algo negativo en todo. Para entenderla mejor, ofrezco el siguiente ejercicio de visualización: Imagina por un segundo que te estás graduando de Letras. Es el momento más feliz de tu vida, tu cara ha sido reemplazada por una piscina de lágrimas. Si esta señora fuese tu madre, te susurraría al oído:“Te felicito, pero igual debiste haber elegido una carrera de hombres”, mientras te da el abrazo de felicitaciones. Su vaso está, siempre ha estado y siempre estará medio vacío, sin importar si tiene un vaso completamente lleno en sus manos.

8 El bebé llorón

Me acabo de percatar de que este niño estará en todos los listados que haga de personajes fastidiosos. Me ha seguido en todos los momentos importantes de mi vida. Estuvo en mi graduación, ha estado en todos los conciertos a los que he ido, estuvo el día que me iban a operar de la sinusitis. Es como si cada recuerdo que tengo en mi vida está musicalizado con llanto de recién nacido. Para referirme directamente al que montan al autobús, sólo diré que el movimiento de vaivén, inherente al bus, no es sustituto al arrullo de una madre. Sólo despierta aún más sus ganas de gritar despavorido.

7 El hablador telefónico

Es fascinante la manera como la gente siente que, teniendo un celular en sus manos, se hace invisible. Muchos creen que es como el anillo mágico de El Señor de los Anillos. Cada vez más personas hablan por ellos a todo pulmón, sin importar que se encuentren frente a gente que intenta dormir. En una ocasión, me enteré de toda la vida de un sujeto que tenía a dos filas con su móvil. Supe de su fracaso en el negocio de la chicha, me calé una discusión que tuvo con su esposa e incluso descubrí detalles gráficos de una alergia que le había salido en su pie derecho.

6 La que sufre de incontinencia

De niña solía fastidiar a sus padres para que se detuvieran en cada bomba que se encontraban durante el viaje a la playa. De adulta debe levantarse al baño por lo menos siete veces por viaje. Cuando el autobús está detenido todo marcha bien, pero su vejiga parece tener alguna extraña conexión con el arranque de cualquier vehículo en el que viaje. Son vejigas psíquicas. Nota adicional: Por algún motivo, siempre piden el asiento de la ventana y terminan obligando a su vecino a levantarse cada vez que van al baño y cada vez que regresan de él. Clase de personaje…

5 El contorsionista durmiente

Son capaces de dormir en cualquier tipo de superficie, sin importar lo incómoda que sea su forma. Su cuerpo podría adoptar la forma de un pretzel si se lo propone. En ocasiones, terminan incluso desparramándose de tal forma en sus asientos que invaden la frontera que los separa de sus vecinos. Recuerdo un viaje en el que me desperté teniendo la cabeza de uno de ellos en mi hombro. Juntos fuimos protagonistas del momento más incomodo de mi vida, cuando me vi obligado a despertarlo para que se moviese. Cuando no se contorsionan para ese lado, entonces suelen hacerlo hacia el lado del pasillo, dando la impresión de que en algún momento van a caerse de sus asientos.

4 El de la música muy alta

Consejo: Sabes que la música que sale de unos audífonos está muy alta cuando la gente a tu alrededor es capaz de cantar la letra de la canción que escuchas. Una de las cosas asombrosas de esta especie es que el ruido es su estado natural. Si tuviesen que permanecer por 30 minutos en una habitación en silencio, entrarían en estado de shock y comenzarían a cantar a gritos su canción favorita. Son propensos a escuchar rock pesado o música electrónica, dos estilos musicales especialmente tormentosos para alguien que busca dormir. Contrario a lo que nos han hecho creer las comiquitas, al abrir sus bocas la música no suena más duro.

3 El precavido

¿Cobijas? Listo. ¿Botellita de agua? Listo. ¿Chocolate para aplacar el hambre en el camino? Listo. Probablemente ha pasado suficientes momentos difíciles en viajes previos y por lo tanto viene preparado para que ni el frío, ni el hambre ni la sed le arruinen su viaje. Su bolso parece el de un vendedor ambulante de chucherías. Si uno de estos autobuses llegase a quedar naúfrago en una isla desierta, sin ningún tipo de provisiones, él podría hacer esclavos a todos los demás pasajeros, sobornándolos con comida.

2 El del sueño intermitente

Este pobre sujeto nunca será capaz de dormir una siesta completa en uno de estos autobuses. Tiende a despertarse ante cada ínfimo ruido que suena a su alrededor, lo que hace que sus siestas duren no más de cinco minutos. Su trabajo ideal sería el de «guachimán». Podríamos decir que es la antítesis de el de la música muy alta. Mientras ese acabó con su sentido de la audición hace años, los oídos de este personaje están hiperdesarrollados y es capaz de oír el sonido de la cobija del precavido caer en el piso. Es como un X-men que sufre mucho a la hora de dormir.

1 El conductor desconsiderado

Este sujeto es tan particular que probablemente se merezca un diezmo por si solito. Pero bastará con hacer referencia a dos rasgos de su personalidad (ambos rasgos, a propósito, van en detrimento del sueño del pasajero). El primero es que no maneja bien. Si alguna vez te has quejado de cómo maneja un taxista, entonces nunca te has montado en un autobús de estos. Generalmente hace una de dos cosas: o maneja volando, agarrando cada curva a toda velocidad o frena a cada instante, dando la impresión de que el autobús tiene hipo. El segundo elemento de su personalidad es que escucha música mala a todo volumen, con mala siendo la palabra clave. Desde reggaeton hasta vallenato. En una ocasión me levanté para pedirle que por favor bajase el volumen de su radio y me respondió: “Pero es que si le bajo volumen me duermo”. De más está decir que jamás los he vuelto a molestar al respecto.

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