jueves , septiembre 19 2024

El fútbol es para los muchachos

Las canchas de Europa comienzan a llenarse de jóvenes que no traspasan la frontera de los 21 años de edad. Su jugar, alucinante y esperanzador, con mirada hacia el porvenir, deslumbra a los mejores clubes de aquel lado del Atlántico. ¿Serán ellos los relevos de Messi, Cristiano, Neymar y Suárez?

Por Cristóbal Guerra – crisluisguerra@yahoo.com – @camisetadiez

Carlos Gardel cantó alguna vez “Amores de estudiante”, hermosa lírica evocadora de los primeros madrigales de la juventud, y Roberto Carlos y Milton Nascimento, a dueto, entonaron “Corazón de estudiante”, un sentido poema dedicado a los sentimientos puros de un adolescente.

Porque de eso se trata ahora. De hablar de los muchachos, aquellos que por estos días también hablan de amor, pero de amor al fútbol, a los anhelos de ser las figuras emergentes que necesitan las canchas del mundo, y que con su jugar alucinante y esperanzador, llenan los ojos de hermoso porvenir. Aquellos sin barba que entrarán en escena cuando en unos pocos años, tipos como Lionel Messi o Cristiano Ronaldo, ya en sus 31 y 28 años de edad, cedan su lugar a los que vienen detrás.

Y detrás viene Renato Sanches, un moreno portugués de 18 años de edad y jugador de las inmensidades del medio campo, capaz de voltear un partido en menos de lo que canta un gallo lusitano. Estuvo en las selecciones de su país sub 15, 17 y 20, y llegó al Benfica como un aluvión. Ahora, en la flor de la vida, lo pretenden el Real Madrid y el Manchester United, capaces de pagar 60 millones de euros por su valiosa ficha.

Por ahí anda el francés Anthony Martial, de 20 años, por quien el mismo Manchester United, por lo visto dispuesto a armar un kids team, entregó complacido 80 millones de euros al Mónaco. El artillero obtuvo el premio Golden Boy 2015 como mejor futbolista europeo menor de 21 años. Hasta el momento no ha podido ser el jugador decisivo que se pensó, pero transita por una adaptación al gran fútbol.

Venezuela, que ya asoma su nariz en Europa, habla claro en la voz de Adalberto Peñaranda, un fornido goleador del Granada que juega con la alegría de un imberbe pero con el aplomo de un treintañero. Luis Enrique, técnico del Barcelona, dijo “de ese muchacho habrá que cuidarse” cuando los catalanes enfrentaron a los andaluces, y esas palabras fueron un elogio de mucha entidad. Peñaranda, a sus 18 años de edad, está en los corrillos de España, y cuidado, porque podría ir, en poco tiempo, a un plantel de aristocracia.

Por Buenos Aires suena y resuena la figura de Ángel Correa, astro del último Suramericano sub 20. Es atacante, pero le gusta jugar saliendo desde las profundidades del campo. Hoy está en el Atlético de Madrid, y se relamen de gusto los grandes clubes europeos por querer llevarlo.

Así pasa también con el uruguayo Gastón Pereiro, el mejor del suramericano juvenil, y quien en el PSV Eindhoven de Holanda hace pelear a los empresarios internacionales que tratan de hacerlo suyo y colocarlo en lugares hasta poco tiempo inimaginables para el esquivo dinamitero.

Y Brasil, que siempre es Brasil, aparece con Felipe Vizeu y Thiago Santos, dos garotos del Flamengo que son ahora una sensación en las gradas del Maracaná, y ya son reconocidos con sonrisas y elogios desmedidos por calles y playas de Río de Janeiro. Felipe, a sus 18 años, es goleador temible y audaz, y Thiago, a sus 20, todo lo organiza desde la mitad del terreno. En pocos meses recalarán en la otra orilla del océano Atlántico, y el Fla podrá con estas ventas emerger de sus dificultades económicas.

Hemos hablado solo de un grupo de jovencitos aspirantes, pero por los camerinos pulula un montón de ellos. Caminan callados, pero dispuestos, como las fieras acechantes, a dar el salto y adueñarse del balón; los jugadores mayores los ven con sentimientos que van desde el padrinazgo hasta el recelo. Claro que el recorrido será largo y algunas veces lleno de piedras, con espinas que pueden desangrar sus ambiciones, pero con afán y temperamento nada será imposible.

Así están las cosas en el fútbol mundial; ya parece ser que tener más de 21 años de edad es un pecado de excomunión. Las canchas se visten de colores juveniles, de soñadores cuyos anhelos van lejos: ser renovadas versiones de Messi, Cristiano, Neymar y Luis Suárez. ¿No será mucho pedir?

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