sábado , septiembre 14 2024

KERAPAKUPAY VENÁ: Nuevo nombre, misma fama

Nuestro más famoso y reconocido ícono geográfico, ese que ha maravillado a locales y extranjeros, nos sorprende una vez más al revelarse que ese nombre con el que muchos lo conocen “Churún Merú” ha sido un error de concepto y que el correcto sea otro. De cualquier manera, el tema del nombre ha revivido una polémica sobre lo poco que documentamos nuestras tradiciones

Por Yesmin Sánchez — Fotos: Daniel Di Giosia

Una aclaratoria sobre el verdadero nombre del Salto Ángel fue el origen de una investigación que iniciaron en 2005 Frida Ayala, José Antonio Delgado y Orlando Corona, fundadores del Festival de Fotografía y Videos de Aventura Ascenso. No era poca cosa el hecho de que el mayor y más famoso accidente geográfico de un país tuviera un nombre errado por tantos años.

Durante una primera expedición al salto, estos tres amigos decidieron realizar un documental con el objetivo de “despertar en el espectador el deseo de conocer sobre nuestro país y sus tradiciones”.

Con eso en mente, iniciaron una investigación que los llevaría a cuestionar todo lo que hasta el momento se sabía y que los impulsó a solicitar una fe de errata a la reconocida publicación National Geographic, así como el reconocimiento de las autoridades turísticas del país que han debido renombrar la caída de agua más alta del mundo.

Origen de un nombre

Si bien el salto era conocido desde siempre por los indígenas de la región, Wikipedia hace un breve resumen de lo polémico de su descubrimiento. Aunque varios historiadores atribuyen su avistamiento a otros exploradores, es definitivamente considerado como su máximo promotor el aviador y aventurero estadounidense Jimmie Ángel quien, junto al español Félix Cardona Puig, hizo varias visitas al salto en 1937. Su insistencia en aterrizar su avioneta en la cima del Auyantepuy (formación geológica de dónde cae el salto) culminó con un accidente sin víctimas pero con el cual se le daba origen a la tradición de llamarlo Salto Ángel.

Ahora bien, aún quedaba por determinar el nombre que le daban los autóctonos al salto y es allí donde surgió un malentendido que hasta ahora se ha logrado clarificar.

En 1949, una investigación de la National Geographic Society encabezada por la periodista Ruth Robertson realiza una expedición para determinar la altura de la caída de agua y queda registrado que los indígenas le llamaban al salto Churún Merú.

Una traducción cercana de la lengua pemona al español sería algo así como “raudal o rápido del río Churún”. Sin embargo, el río Churún es el que llega desde la base hasta el mirador más cercano al salto pero no es el río que cae desde lo alto del Auyantepuy y allí radica el error.

Pero definitivamente el hito que posicionaría ese nombre para referirse a la caída de agua más alta del mundo no podía pasar desapercibido ya que se trató, nada más y nada menos, que del primer programa transmitido a color en la televisión venezolana por el animador Renny Ottolina. Corría el año 1971 y es entonces cuando el nombre de Churún Merú queda grabado para siempre en el imaginario popular. Hasta ahora.

Una pausa obligada

Aquella investigación iniciada en 2005 tuvo una pausa obligada al fallecer (2006) en la montaña Nanga Parbat de los Himalayas José Antonio Delgado, uno de los tres investigadores iniciales. Por el hecho de que era el esposo de Frida y el mejor amigo de Orlando, la partida de José Antonio significó un duelo que les tomó años superar y que por supuesto afectó la continuación de la investigación.

A propósito del décimo aniversario del Festival Ascenso en 2013, y como una forma de cerrar el ciclo iniciado en 2005 con esta investigación, se deciden a estrenar el documental pero no estuvo listo a tiempo por lo que pospusieron su estreno para el 2015.

Sin embargo, desde ahora trabajan en su promoción pues se trata del punto de partida de una discusión mucho más trascendente y profunda. Orlando Corona no escatima en polemizar: “Somos una sociedad adolescente en búsqueda de identidad y este caso del nombre del salto es una muestra de ello”.

A través de la investigación, lograron demostrar que el verdadero nombre del salto debería ser “Kerepakupay Vená” cuya traducción sería algo así como “hilo de agua que cae de lo más profundo”.

Esperan realizar el lanzamiento a través de varios medios (TV, cine, web) y así reforzar el mensaje de que “es necesario reafirmar nuestra identidad, ocuparnos de nuestras tradiciones para así poder proyectarnos hacia el futuro”.

Tendencia mundial

Ante la consulta obligada sobre si no tienen temor de que esta investigación los alinee con la tendencia gubernamental de “renombrar” monumentos naturales (por ejemplo Waraira Repano en lugar de Cerro Ávila), Corona sale al paso: “Se trata de una tendencia mundial, de hecho, con el monte Everest tuvo lugar una campaña para posicionar su nombre tibetano Qomolangma”.

Mientras tanto, han logrado reconocimientos importantes, por ejemplo el Ministerio de Turismo (Mintur) ha corregido el nombre del salto en una gigantografía que decora la fachada de ese ente gubernamental.

Si bien el documental está listo, el hecho de posponer su estreno para el próximo año no es algo que le quite el sueño a Corona: “Para las cosas verdaderamente importantes de la vida; no hay prisa”.

Coordenadas: El tráiler del documental disponible en: http://vimeo.com/73706252

Nada accesible

Distintas razones han intervenido para poder decir con propiedad que para el turista promedio no resulta nada accesible visitar este ícono de la venezolanidad. Un viaje en avioneta desde Puerto Ordaz o Ciudad Bolívar hasta el Parque Nacional Canaima y luego una travesía de más de cuatro horas en curiara hasta la base del salto, o una caminata de 14 días (7 de ida y 7 de vuelta) a lo largo del Auyantepuy para llegar hasta el punto de caída del salto así lo evidencian.

Sin embargo, esto no ha impedido que un promedio de 300 personas al año lo visiten haciendo la caminata o trekking desde la población de Kamarata, mientras que otras miles hacen la travesía por el río Churún de junio a noviembre (fechas en las que la temporada de lluvia permite que el río sea más transitable).

Otro tema delicado es que, si bien se trata de un paseo que atrae a turistas extranjeros (o turismo receptivo), es curioso observar que la proporción de venezolanos versus extranjeros sigue resultando favorable para los foráneos. Una de las razones son los elevados costos de este tipo de viajes.

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