Revista Sala de Espera Venezuela Revista Sala de Espera, Edición Venezuela
En contacto con la naturaleza, sin el estrés que manejan a diario en la cocina y desprovistos de sus filipinas y cuchillos, cuatros chefs se van de picnic. Cada uno con una intención y una propuesta. Todos coinciden que son infinitas las opciones. Sin embargo, sugieren que se eche mano de quesos, embutidos y encurtidos, panes de unos o varios tipos, y que no deben faltar frutas y bombones, además de una rica bebida refrescante. Evitar, en la medida de lo posible, las complicaciones de hornillas o fogatas, echar sobre la grama un cobertor y dedicarse a disfrutar del buen tiempo y la grata compañía
Por Vanessa Rolfini — Fotografia Jorge Pineda Federico Tischler “Para agasajar y consentir”
“Cuando se hace un picnic tiene que haber sorpresa, es decir, elementos que la persona no se espere, como un sabor o ingrediente. Un ejemplo perfecto es añadirle jengibre a las ostras o las lentejas frías. Además, tiene que ser una propuesta juguetona, que rompa el hielo y permita variar y explorar. El tercer elemento es la evocación de un recuerdo, sabores conocidos que permitan hacer asociaciones. En esos casos son perfectos los panes, quesos y los embutidos”, expresa el chef Federico Tischler al enumerar los aspectos importantes al momento de planificar un picnic para seducir.
Actualmente, Tischler se desempeña como chef en Capital Jazz & Bistró, ubicado en el Tolón Fashion Mall. Cuidadoso en las preparaciones, su propuesta la conforman sabores que parece una locura colocar juntos en la misma mesa, pero la sorpresa está en que funcionan y muy bien. “Mi idea es agasajar y consentir a mi invitada. Una de las cosas que más me atrae de la cocina, y parafraseo a un cocinero famoso, es que puedo dar placer por lo menos tres veces al día. Esa prueba de afecto es lo que más me gusta”.
Afirma que, cuando se prepare un picnic para dos, hay que ser práctico. Se deben buscar recetas que no necesiten refrigeración, para lo cual la falta de tiempo no es una excusa ni el hecho de no saber cocinar, porque se pueden comprar muchas cosas que ya vienen elaboradas y combinarlas con creatividad. “El secreto de seducir en estos casos está en sentirse cómodos y tranquilos”.
Menú: Jamones italianos (prosciutto, copa, resaola de res y milano), queso, ensalada de lentejas verdes, hongos con aceite trufado, Cataco curado, ostras de Guariquen, casabitos, pan sueco, pan alemán, macarrones (de varios sabores) y vino.
Tatiana Mora y Enrique Limardo “Un ambiente más relajado”
“El picnic permite un contacto más directo con el medio ambiente. Los aromas cambian, se mezclan con el de la grama y las flores. Además, nos sentimos más relajados porque es una actividad que no hacemos con frecuencia, en un restaurant es muy difícil sentir eso”, afirma Enrique Limardo quien junto a su esposa, la chef Tatiana Mora, están al frente del restaurant Yantar.
“En Venezuela sólo hemos organizado algunas cosas en Galipán, pero cuando vivíamos en Barcelona, España, lo hacíamos con frecuencia”, cuenta Tatiana. “Si la gente quiere comer al aire libre lo ideal es tener un pequeño set con platos, una cajita o cesta, vasos. No llevar nada que necesite cocinarse, para lo que cualquier preparación conservada en sal, azúcar, vinagre o aceite es ideal”.
Aseguran que prefieren el final de la tarde, pero cuando van a la playa se inclinan por comer empanadas en la vía o un pescado a la orilla del mar. “Esos son los sabores de Venezuela”, tal como lo expresa Enrique.
Su propuesta es variada y abundante, da la impresión de que por lo menos comerán cuatro personas, pero aseguran que les gusta variar sabores, probar de todo un poco y entregarse a sesiones prolongadas que les den otro espacio para compartir en pareja.
Menú: Chuletas de cordero en escabeche, Peperonata, aceitunas marinadas, compota de cebolla al vino tinto, magret de pato confitado, pan de tomates secos, pan multicereal, prosciutto italiano, tortilla española, frutas frescas (manzanas y uvas), bombones de chocolate, agua mineral gasificada y espumantes.
Juan Carlos y Juan Vicente Bruzual “Complacer todos los gustos”
“Hemos hecho pocos picnic en familia, pero en 2008, para celebrar el día del niño, fuimos a los jardines de la Universidad Simón Bolívar. Jugamos pelota y montamos bicicleta, era bastante gente. En esa ocasión comimos tortillas, salchichas sicilianas, sanduchitos, empanadas horneadas, torta, varios tipos de pan y queso” afirma el panadero Juan Carlos Bruzual, quien lleva a su mando el Instituto Europeo del Pan, Iepan.
Evoca otro momento en Tenerife, en un ambiente muy distinto pero en el que también disfrutaron grandes y chicos. En esa ocasión había vino y muchos tipos de queso. Sin embargo, cree indispensable incluir en el menú varios tipos de pan y un buen cuchillo. “He intentado hacer que todos coman lo mismo, pero no lo he logrado. Pienso que se trata de un momento de esparcimiento, de compartir en un lugar más relajado, por lo que tiene que haber comida para complacer todos los gustos”, asegura Bruzual.
Juan Carlos tienes dos hijos varones. Juan Vicente es el mayor y ya ha mostrado sus dotes de panadero, y además apoyó a su padre en los detalles para este reportaje. “Lamentablemente no es una práctica muy común en Venezuela, no hay muchos lugares dónde hacerlo, pero cuando lo logramos, intentamos que sea un rato distinto”, afirma Juan Carlos.
Menú: Hamburguesas con pan de jojoto, rellenas de mojito de cilantro y ají dulce, queso guayanés y tocineta tostada. Bebidas: té o agua mineral.
