lunes , septiembre 16 2024

Los diez personajes indispensables en la universidad venezolana

La época universitaria es probablemente la más rica de nuestras vidas. Entre los amigos que se cosechan y el conocimiento que se adquiere quedará plasmada en nuestras mentes para siempre. Inmersos en esos recuerdos estarán algunos de estos diez personajes, directo de las aulas y los pasillos de las casas de estudio

Por Pedro Camacho @10personajes pedrocamacho84@gmail.com

10. El del espíritu universitario

Tiene una chapa de su universidad clavada en su morral, una calcomanía con el mismo logo en la parte trasera de su carro y el sentimiento alma mater en el podium de su corazón, al lado de su madre y su novia. De haber medias y ropa interior estampada con la insignia probablemente considerara usarlas. Siempre se ha sentido parte de la institución, en algunos casos porque sus propios padres pasaron por los pasillos, en otros casos por un inexplicable fervor que siempre sintió en sus entrañas, como el que sale a relucir en los fanáticos de equipos de fútbol o de ciertas sectas religiosas. Al formar parte de sus filas se inscribirá en todo, desde el periódico, hasta el voluntariado, desde el centro de estudiantes hasta la coral, pasando por el cuerpo de teatro, el equipo de voleibol, de ajedrez, de bolas criollas, de damas chinas y así sucesivamente. El día de la graduación será el único sujeto que se sabe el himno de la universidad y lo cantará a todo pulmón, mientras todos lo demás murmuran palabras entre dientes para opacar el hecho de que no se saben ni una sola palabra.

9. El vago

La dificultad de distinguir este personaje reside en que su principal característica es que casi nunca lo vemos. Cada dos o tres semanas aparece y sus compañeros se preguntan entre si: “¿este pana no se había salido de la carrera?”. Pero no, desafiando cualquier pronóstico y cualquier forma de raciocinio y lógica, el vago persiste, no sólo cursando, sino milagrosamente pasando las materias. Es como si invirtiese 2% del esfuerzo que la gente más fajada invierte y aún así logra avanzar. Todo esto en su debido tiempo, cabe acotar. Suele pasar un par de años más en graduarse que el resto de los compañeros. Pensemos en él como el sujeto que llega detrás de la ambulancia en los maratones, pero no con la lengua afuera por dar su máximo esfuerzo, sino más bien caminandito tranquilo, deteniéndose a ver los paisajes, conversando con los espectadores, sin mucho afán. Graduarse no significará un despertar de ningún tipo, además, ya que su vagancia se prolongará en su vida laboral y familiar. Suele ser vago porque: a) es un niño rico y no tiene por qué preocuparse o b) alguna repulsión física hacia esforzarse por cualquier cosa en su vida.

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8. La chupa media

Experta aduladora, por lo general podemos divisarla en la primera fila del salón, muy cercana al escritorio del profesor, a una distancia apropiada para poder soltar sin mucho esfuerzo sus halagos interesados al maestro. Su capacidad de adular es admirable y trasciende cualquier cantidad de temas: desde vestimenta hasta nuevos peinados, desde anécdotas aburridas hasta chistes trillados, todo lo que diga o haga el jefe de cátedra podrá ser enaltecido por este personaje. ¿Por qué? La chupa media considera que de esta manera tendrá preferencia al momento de evaluaciones futuras. Y lo peor es que suele tener razón. Son pocos los profesores inmunes a sus encantos y a su jaladera magistral. Para todos los demás en la clase, la chupa media suele ser insoportable, su risa es un emblema de lo bajo que se puede llegar a caer por una buena nota. Otros caerán en algo peor que ella y se convertirán en chupa medias de la chupa media, con miras a que algo del favoritismo que genera se les pegue.

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7. La caletrera

De esas mentes cuadradas capaces de drenar libro tras libro de conocimiento en su cabeza sin lograr comprender y contener a cabalidad ni una sola palabra que lee. Su preocupación son las notas y no el aprendizaje, lo inmediato y no lo perdurable, el hoy y no el mañana… Me parece que quedó claro. Importante de resaltar un elemento en particular: sus anotaciones. Nadie toma notas como la caletrera. Y todos lo saben, hasta el punto que su cuaderno pasará a tener propiedades legendarias como un manuscrito antiguo, como un papiro que posee todas las respuestas de la vida. Será fotocopiado y distribuido y, en ciertas ocasiones, incluso vendido. La caletrera, como es de imaginarse, tiene pocos amigos, o por lo menos pocos amigos que no estén con ella por el solo interés de quitarle sus apuntes. Si deseas reírte un poco, basta con decirle, minutos antes de algún examen, “escuché el rumor esta mañana de que también iban a poner preguntas de este otro libro” y luego observar cómo se desespera nerviosa, al borde de un ataque de ansiedad.

6. La que sólo va a echar pinta

Para ella la universidad es la pasarela perfecta para derrochar sus encantos. Se viste para ir a clase como si estuviese yendo más bien a un local nocturno, se baña en perfume, se arregla el cabello cada dos días. Poco le importan las clases, va a ellas por una de dos razonesenganchar a un tipo adinerado para casarse o ser vista por alguna agencia de modelaje (ambas razones con miras a no tener que trabajar más nunca en su vida entera y limitar sus esfuerzos en la vida a acicalarse). Al haber sido criada en una cultura de misses como la venezolana, es fácil entender por qué confía en que su look la llevará más lejos que cualquier otra cosa que pueda intentar hacer. Jamás ha sido vista desarreglada ni siquiera en días de exámenes en los que el resto de sus compañeros se perciben trasnochados y moribundos por haber pasado la noche entera estudiando, como seres sacados de una película de zombies. También existe una versión en masculino de este personaje, posiblemente aún más hueca por dentro que la mujer.

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5. El que en unos años va a organizar los reencuentros

El amigo de todos. Será de esas personas que la experiencia universitaria marcará por el resto de sus vidas. Vivirá esos años con un fervor inigualable, se llenará de miles de anécdotas para contar a sus hijos, terminándolas todas con la frase: “que buena época esa…”. Tomará fotos a diestra y siniestra, se aprenderá nombres y apellidos de todo aquel que se cruce en su camino. Es fácil de distinguir porque es el sujeto que al llegar al salón saluda a cada una de las personas, como si fuese un político en campaña electoral. Como bien dice su nombre, será el único con la capacidad, la información y el deseo suficiente como para organizar los reencuentros universitarios en el futuro. Su mayor anhelo por el resto de su vida post universitaria será el de lanzar una fiesta algún día a la que no falte ni un solo excompañero, en la que pueda agruparlos a todos una vez más en una especie de álbum viviente de Facebook. Siempre me ha parecido un poco deprimente su obsesión, pero igual haré lo posible por mantener a este personaje de mi promoción feliz.

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4. El dormilón

A diferencia del vago, este personaje fue a todas las clases de la carrera, pero sólo recuerda aproximadamente 8% de lo hablado y vivido. Suele pasar la clase entera en uno de dos estados: o cabeceando mientras lucha contra el sueño o dormido por completo. Su mejor amigo será la pared del salón, contra la que reposará su cabeza la mayoría de las veces, y con la que compartirá todos sus sueños. Yo pasé largos trechos de la universidad viendo detenidamente al dormilón en las clases, impresionado por su batalla campal en contra del sueño, preguntándome a qué hora sería para él apropiada una clase para estar bien despierto. Y es que lo veía en el turno del día, en el de la tarde y en el de la noche, temía por su vida al frente de un volante en la autopista, por la vida de los transeúntes inocentes… Mi preocupación por él me quitaba a mí mismo el sueño. Si eres este personaje actualmente, el llamado es a que tomes conciencia, te bañes en las mañanas para quitarte el sueño que tienes adherido a tu rostro y, quizás, investigues las posibilidades de una dosis diaria de café intravenoso para ver si en el futuro, cuando veas fotos tuyas de la universidad, no te quedes tratando de descifrar quién es toda esa gente a tu alrededor que no recuerdas.

3. El gallo

Un verdadero fenómeno. Es el único personaje que de verdad le saca el jugo a su casa de estudios para… Pues, para estudiar. Rara vez tendrá momentos de ocio durante su carrera, ya que cada instante libre lo llena clavando su cara en algún libro o repasando apuntes. Su completa adicción al estudio lo llevará a ser un erudito en su área, pero al mismo tiempo vendrá con sus propias contraindicaciones. Trabajar tanto su mente hará que descuide su cuerpo y lo haga propenso a ser especialmente gordo, demasiado débil o demasiado descuidado en su aspecto. Por ende, probablemente pase largos períodos de su vida universitaria sin compañera femenina alguna, al menos de que sea el caso de alguna galla que comparta sus propias obsesiones. Tendrá, por supuesto, características distintas de acuerdo con lo que estudie: el de ingeniería suele jugar con cartas de Magic, el de comunicación es un obsesionado por las películas de ciencia ficción y así sucesivamente.

2. El que está en negación

Desde el comienzo, todos o casi todos en su entorno saben que eligió una carrera equivocada menos él. Pero nadie se lo dice y sólo algunos se lo insinúan muy sutilmente y él no lo capta. Pero vivirá su experiencia con una negación absoluta, en algunos casos con una motivación absurda de estudiar la misma carrera de uno de sus padres, en algunos otros por complacer presiones de sus progenitores, en ningún caso por alguna vocación verdadera. Y así pasará sus primeros semestres o años estrellándose constantemente contra un muro mientras lo raspan y lo raspan como si fuese una arepa quemada, con la misma convicción que tiene un muñequito porfiao de juguete. En algunos casos empezará a rebotar entre carreras, buscando ablandar el impacto de los golpes que recibe hasta que algún día encontrará la horma de su zapato, aunque con varios años malgastados explorando. Es labor de sus amigos y padres darle a tiempo un buen golpe en la cabeza para que se despierte y caiga en cuenta de sus capacidades y limitaciones (ojo, un golpe no literal sino simbólico).

1. El echador de broma

En realidad su nombre oficial comienza con la letra “j” pero en los diez personajes no se usan malas palabras así que lo llamaremos el echador de broma. Es el encargado de aligerar la clase con sus chistes, tiende a ser muy oportuno con ellos. Es más, pasa sus jornadas esperando los momentos idóneos en las charlas del profesor para soltar una buena dosis de humor, por lo general, bienvenida (en algunas ocasiones su humor lo ha llevado a tener problemas con profesores, pero es un riesgo que vale la pena tomar para mantener su reputación cómica intacta). Suele usar sus habilidades para sobrellevar sus limitaciones académicas metiéndose bajo la piel de los profesores, socializando con ellos, haciéndolos reír. Sus proezas han provocado además que lo incluyan en trabajos grupales a pesar de no aportar absolutamente nada. “Metamos a este chamo que él es chévere”, se dice a sus espaldas. La inmensa mayoría votará por él para que diga el discurso de graduación, con miras a que haga una especie de rutina de stand emotiva que los lleve de la risa al llanto desaforado justo antes del lanzamiento de los birretes.

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