viernes , septiembre 13 2024

Los nativos digitales no temen al futuro

Para quienes ha crecido con acceso a Internet y al entretenimiento digital, hay muchas más herramientas para el estudio y el trabajo, pero también existe una reñida competencia

Por William Peña

No hay acuerdo universal sobre lo que realmente significa la expresión “nativos digitales”, pero se asocia en forma amplia con aquellos nacidos después de 1980, quienes se han familiarizado con las tecnologías de información y comunicación desde temprana edad.

Marc Prensky acuñó el término en su trabajo Nativos Digitales, Inmigrantes Digitales, publicado en 2001, y se lo asignó a los estudiantes que ingresaban en las escuelas. Prensky usó la analogía de la persona nativa de un país para la cual eran naturales el idioma, las creencias y costumbres locales, en contraste con los inmigrantes, de los que se espera que se adapten progresivamente al nuevo entorno.

Carlos Jiménez, de Tendencias Digitales, afirma que la característica más notoria de un niño o joven actual -nativos digitales- respecto a los mayores de 30, está en que perciben la tecnología de manera integral. “Nosotros, inmigrantes, vivimos el acceso al PC, a Internet y a los celulares en etapas separadas. Los nativos digitales conocen esas tecnologías y se apropian de ellas de forma integrada. Para muchos de ellos, un PC o un celular sin Internet es un artefacto inútil”.

Tecnología en la cuna

A medida que pasan los años, la tecnología se hace cotidiana en la vida de los que, hoy en día, apenas cuentan con edad escolar. Tener en casa acceso a Internet de banda ancha en las zonas de clases medias, se está convirtiendo en algo natural y, poco a poco, la penetración y el acceso hacia familias de menos recursos irá permeando, hasta convertirlo en un servicio básico.

Asimismo, en miles de familias, contar con una cónsola de videojuego de última generación, también se está convirtiendo en un regalo natural para un niño y que éste disponga de un Nintendo DS o una Play Station Portátil, ya no es una novedad.

Los más pequeños están apoderándose de las nuevas herramientas tecnológicas, bien sea a través de Facebook, donde incluso organizan pequeñas reuniones, comparten experiencias e información. También a través de redes como Twitter, donde incluso algunos se convierten en pequeños conocedores o expertos que dan tips y orientación a sus seguidores sobre los últimos juegos, los secretos para superar obstáculos y descubrir novedades, o cualquier otra cosa que invada su mundo de entretenimiento.

En ese ambiente, por supuesto, no puede faltar la mensajería de texto bien sea a través del fenómeno del Blackberry. En Caracas, por ejemplo, en la mayoría de los colegios de clase media, los niños están integrados a la cultura del “pin” y aunque por la inseguridad es un riesgo, para los padres, por el contrario, se convierte en un dispositivo ideal para estar al tanto de los movimientos de sus hijos. Además, miles de ellos ahorran dinero mensual por el tema de la mensajería ilimitada que brinda el Blackberry, a través de su chat.

No obstante, la facilidad tecnológica no está al alcance de todos, por lo menos en Venezuela. En el interior del país, por ejemplo, el acceso a Internet sigue siendo muy pobre y hay estados donde la penetración no llega a 1% de la población. La Gran Caracas es una cosa y el resto del país otra.

Y aunque los esfuerzos, tanto privados como públicos, por permitir que más personas tengan, por lo menos, noción de Internet, demostrada con la apertura de Infocentros, centros de conexión y cibercafés, millones aún no se atreven a penetrar esos espacios, lo que está incrementando la brecha entre los que viven con las TIC´s y los que no tienen o quieren acceder a ella.

Los jóvenes en edad laboral o los recién graduados de profesionales, no conciben llegar a su trabajo y no disponer de acceso a banda ancha. Para ellos, esta situación podría generarles un fuerte descontento.

En los colegios, por ejemplo, los niños están entregando sus trabajos en pen drive, muchos de ellos ya cuentan con un iPad o una NetBook para sus clases y, por supuesto, gracias a las tecnologías, miles de estudiantes ya están mejor preparados que sus propios maestros o profesores en la profundidad de Internet. Una realidad que, en otros tantos colegios y escuelas, está provocando reacciones adversas en muchos docentes que, en vez de incrementar ese valor en los jóvenes, están trabajando para disminuírselo.

Pero ese avance en miles, también está profundizando la brecha tecnológica y, lo más grave, es que muy poco se está haciendo para acortarla. Y es que mientras unos aumentan su poder y conocimiento a través de las tecnologías, otros tantos se alejan más de ella. El barómetro de Cisco, ilustra perfectamente el caso venezolano. Caracas concentra 23% de las conexiones a Internet del país, seguido de estados como Miranda, Carabobo, Aragua y Mérida. En contraste, Apure, Barinas, Bolívar, Delta Amacuro, entre otros, no suman más de 10% del total de conexiones y lo más grave, es que en esas zonas las desigualdades son mayores y hay miles de jóvenes sin tener opción de aprovechar las tecnologías para su crecimiento y beneficio. La Gran Caracas, sigue concentrando más de 40% del total de móviles que hay en el país y, en el caso del Blackberry, la mayoría de los usuarios del servicio está en la capital. En la provincia, en algunas zonas, la gente no tiene idea de lo que es un teléfono inteligente, ni siquiera conoce un equipo con algo más que teclas y la mensajería de texto.

Inmigrantes y colonos

En el mundo académico se encuentran posiciones disidentes sobre la noción de nativos digitales, como una nueva generación. John Palfrey y Urs Gasser adoptan el término en su libro Born Digital, pero destacan que los nativos digitales son una población y no una generación, en especial porque no todos los nacidos después de 1980 son nativos digitales.

El acceso a la tecnología no es igual para todos los jóvenes, sostienen los autores, y no todos tienen la misma oportunidad de participar. Se trata de una brecha digital y de participación.

Por otra parte, pueden existir colonos digitales, nacidos antes de 1980, que usan la tecnología de forma muy innovadora.

Otra metáfora considera las habilidades digitales como un lenguaje que es utilizado fluidamente por los niños y jóvenes familiarizados de igual forma con los computadores, los videojuegos e Internet.

Los inmigrantes, por más tecnófilos que sean, no pueden disimular un “acento” más o menos marcado según su grado de adaptación al mundo digital.

El acento en esa segunda lengua (lo digital) se nota en muchos actos que parecen de poca trascendencia: imprimir un mensaje e-mail, copiar en un papel una dirección de una página web para compartirla con un compañero de trabajo, o llamar a alguien para chequear si recibió un email.

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