jueves , septiembre 19 2024

Recorrido Enoturístico de Bodegas Pomar Carora, el otro país

Texto y Fotografía: Vanessa Rolfini

El casco colonial de Carora lo conforman ocho manzanas que parecen sacadas de una postal, repleto de zaguanes, adoquines, paredes de adobe, tejas y pisos de terracota, techos altos de caña brava, corredores amplios, la brisa fresca y un cielo azul que sólo deja que se asomen nubes a capricho.

Cuando se recorre este pueblo del estado Lara, surgen serias dudas de si en verdad se está pisando suelo venezolano, hasta que alguien te dice que no salgas sola por ahí o se distinguen cercos eléctricos por doquier. Pero aquella máxima de que un lugar lo hace su gente, jamás ha sido tan cierta como cuando se tiene la oportunidad de realizar la Ruta Enoturística, organizada por Bodegas Pomar.

Más de 25 años ininterrumpidos lleva Bodegas Pomar celebrando la vendimia, que en el trópico se traduce a dos veces por año. Esta actividad está reservada casi en exclusiva a tierras de clima templado, pero en la Viña Altagracia crecen sin dificultad Tempranillos, Chenin blanc, Moscatel, Syrah y Petit Verdot para dar como resultado vinos de factura nacional, muchos de ellos premiados en el exterior.

Ahora decidieron dar un paso más allá, contextualizar la bodega y sus viñedos con la zona donde se ubica, promocionar a su gente y sus actividades económicas y culturales. El enoturismo se hace fuera de la época de vendimia, un recorrido donde nada es improvisado, en el cual está pensado hasta el más mínimo detalles. Es un viaje increíblemente sensorial: los paisajes, los sabores, los olores y los sonidos de Lara expresados en poesía, música y la risa contagiosa de sus niños.

Pasos sobre arcilla

La experiencia comienza la noche del viernes con una degustación de los quesos Las Cumbres, seguida por un recorrido por la bodega dirigido por el enólogo Guillermo Vargas, a fin de conocer el proceso de elaboración de los vinos. La primera jornada concluye con una cena preparada por la cocinera caroreña Sonia Semidey, servida en la bodega donde reposan botellas de espumantes reservas y rosé, un ambiente mágico musicalizado por el Ensamble Diagoará. El menú es rico en sabores locales presentes de la entrada al postre, como el queso de cabra, lomo prensado, parchita, cordero, orégano y maíz. Seguramente esa cena quedará en su memoria para siempre.

El segundo día comienza bien temprano, con un desayuno en el Club Torres. Una larga mesa se llena de arepitas recién cocidas en budare con nata, suero, cochino, caraotas, pata e´grillo (carne mechada muy seca), queso blanco rallado, jugo de parchita y café. Bien desayunado, el grupo comienza la extensa jornada en casa del propio club, guiados estupendamente por Ruth Rojas. La ruta continúa en la Casa de la Diversidad Cultural. Luego sale al paso la Iglesia San Juan Bautista, una edificación del siglo XVII que permanece en excelente estado de conservación, con un retablo que se destaca dada la simpleza de adornos tan característicos de nuestra arquitectura colonial.

Luego, bajo la sombra de grandes árboles y la brisa fresca, se transita la Plaza Bolívar hasta llegar a la Casa de la Cultura, donde Luis Riera, conocido por los lugareños como Chispa, da la bienvenida. “Carora es una ciudad donde la música y la intelectualidad se inculcan desde la niñez”, afirma orgulloso Chispa, pues destacados poetas y músicos venezolanos ostentan el gentilicio de caroreños. Esta institución atiende a más de 600 niños y adolescentes. Los visitantes pueden apreciar algunos ensayos bien sea de danza, de percusión o de instrumentos de cuerda. Los estudiantes fungen como anfitriones increíbles y muestran lo mejor de lo aprendido.

La caminata continúa hasta la Iglesia el Calvario y después al teatro Alirio Díaz, seguida de una parada para calmar la sed con un granizado de mandarina, simplemente glorioso y oportuno. A estas alturas ya ha pasado el mediodía, se da un paso rápido por la Casa del Poeta para apreciar sus espacios y las exposiciones de artistas locales en sus salas.

El lutier Freddy Hernández recibe a los visitantes en su taller, donde les explica el ensamblaje de un cuatro rodeados de piezas de madera que algún día se convertirán en arpas, guitarras y bandolas. Antes de llegar a los viñedos, hay una parada en el caserío Alemán, famoso por la elaboración de piezas de terracota como pisos y tejas, cocido en hornos al calor de la tierra. Muy sonriente, Mery -la alfarera- hace una demostración de la elaboración de algunas piezas, acompañada por productores locales que tienen la oportunidad de mostrar dulces de leche y de buche, galletas de sábila, suero y queso de cabra.

Almuerzo al aire libre

Pasadas las tres de las tarde, el recorrido enoturístico culmina en la Viña Altagracia, rodeados de cientos de plantas de vides, cargadas de uvas aún verdes porque no es tiempo de vendimia. Se puede caminar en la plantación, tomar fotos, hacer preguntas, ver las diferencias entre un tipo de uva y otra.

Finalmente, una mesa larga llena de copas que brillan al sol, platos con dibujos de racimos de uvas y una parrilla que a metros de distancia alborota el hambre esperan a los visitantes. Entre vides, trinitarias y un cielo increíblemente azul sirven lechón en caja china, ovejo, punta trasera, ensaladas de aguacate, palmito, tomate, yuca y tostones, acompañados de Tempranillo Pomar 2008 y Petit Verdot Pomar 2007. Toda la velada amenizada al son de golpe tocuyano, que concluye con dulce de leche cortado, empanaditas dulces rellenas de confitura de coco, dulcitos de leche y macarrones (así se le dice en Coro a las catalinas cuando llevan coco) armonizados con Pomar Demi Sec.

Al final del día, un recorrido tan especial da pie a nuevos amigos. Fue una jornada perfecta donde se caminó, se bailó, cantó, comió y bebió hasta reventar. A más de uno se le puso la piel roja de tanto sol, pero la felicidad y la reconciliación con el país son generalizadas. Una emoción que cerró una luna llena que apareció de color naranja y fue cambiando hasta brillar.

 

Para mayor información, puede visitar la página http://www.bodegaspomar.com.ve. Los próximos recorridos enoturísticos en 2010 serán el 21 y 22 de mayo, 18 y 19 de junio, 16 y 17 de julio, 19 y 20 de noviembre, 17 y 18 de diciembre.

 

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