sábado , septiembre 21 2024

Rescate post-playero

Recuperar la suavidad de la piel y el cabello luego de largas jornadas de sol, mar y arena requiere unos cuidados sencillos pero muy necesarios. He aquí algunos de ellos

Por Magaly Rodríguez

Rehidratar la epidermis. La capa más externa de la piel no solo se reseca por el sol; también por el contacto con la arena, la sal o el cloro. En primer lugar, evite ducharse con agua muy caliente. Use un jabón neutro para remover los residuos de protector solar y aplique una capa generosa de crema hidratante apenas salga de la ducha —sin secar demasiado la piel con la toalla— para retener la humedad. Si lo prefiere, puede usar aceite de coco como sustituto. Sea metódica en la aplicación, sin olvidar zonas naturalmente resecas como los codos, las rodillas y los labios. A la vez, ingiera abundante agua o jugos de frutas para reponer el líquido y los electrolitos que pudo haber perdido con la transpiración y la actividad física. No se descuide con el uso habitual de sus cremas hidratantes para el día y la noche sobre el cutis.

Si el sol hizo de las suyas y hay signos de insolación, la sábila puede ayudar a calmar el ardor y regenerar estos tejidos. Triture el “cristal” transparente que albergan las pencas, refrigérelo por unos minutos y espárzalo con delicadeza en las zonas enrojecidas. Si aún le quedan varios días de asueto marino por delante, use protector solar, manténgase a la sombra y cubra estas áreas sensibles para que no sigan bronceándose.

Nutrir el cabello

La playa tiende a dejar la melena enredada por el viento y las olas. Según los estilistas, es aconsejable enjuagarla con agua fresca lo más pronto posible después de darse baños de inmersión en el mar o la piscina, pues los residuos de sal y cloro la maltratan (más todavía si es teñida) y por eso la dejan reseca y opaca. Es importante desenredar el cabello con mucha paciencia —mejor aún si ya está seco— y un peine de dientes anchos. Una vez libre de nudos, hay que lavarlo con un champú suave, preferiblemente de bebés, y usar un acondicionador intensivo, que puede dejarse puesto por unos minutos y aclararse con agua fría.

Si dispone de más tiempo, puede aplicar una mascarilla casera o un baño de crema para reforzar la hidratación. Puede esparcir sobre el cabello la pulpa triturada de medio aguacate —preferiblemente bien maduro— mezclada con una cucharada de aceite de coco y dejarla reposar por media hora. De nuevo, el último enjuague deberá hacerse con agua fría para cerrar la cutícula y restaurar el brillo. Evite enroscar el cabello dentro de la toalla o exprimirlo en exceso para que no se quiebre, ya que mojado es más frágil. Dele un receso a la plancha o el secador.

La exfoliación

Cuando se usan consistentemente productos de alta protección contra el sol, el bronceado tiende a ser muy leve y la piel no llega a despellejarse de manera significativa, pero si por el contrario la exposición fue agresiva, es de esperarse que unos días después este proceso de regeneración sea mucho más notorio. Cuando esto ocurra, evite arrancarse los cueritos con los dedos, pues la piel subyacente quedará muy sensible y puede doler. En su lugar, frote suavemente la piel con un producto exfoliante de grano fino a medio y repita el procedimiento un par de días después. Si es la piel de los labios la que comienza a cuartearse, restriéguelos delicadamente con hojuelas de avena trituradas y un poco de miel.

No se exceda al hacer estas exfoliaciones; con paciencia y delicadeza, la epidermis recuperará su suavidad y tono natural. Evite nuevas exposiciones al sol durante esta etapa de transición para que la piel no se manche.

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