martes , octubre 1 2024

Vivió riendo, no se conformó con menos

Por María Ángeles Octavio — mariaoctavio@yahoo.es

“No se conforme con menos”, este es uno de los eslóganes publicitarios más recordados que inventó Graterolacho. Para todo tenía una frase, una respuesta simpática, una ocurrencia insospechada. Era como estar en presencia de un ser que vivía para hacer reír a los demás y, más importante aún, para reírse de sí mismo. Le gustaba ver la cara de sorpresa de quien era sujeto de los chistes. Planificaba, improvisaba, gozaba todo el proceso de jugar una treta.

Ariel Fedullo, su compadre, cuenta que una vez venían caminando por la calle hacia la oficina y vieron el carro de Jorge Arrambide, un dibujante amigo. Decidieron robárselo y dejarlo en otro sitio con una bolsa de basura en el interior. De regreso, Manuel, siempre tan bondadoso, decía que iban a ir al infierno por esto. Sin embargo, dejaron que Jorge pusiera la denuncia y pasara por todos los malestares y trámites burocráticos de este proceso. Cuando Jorge supo que había sido una broma no les habló por dos años, hasta que claudicó. Ariel afirma que todavía se están riendo juntos por esta travesura.

Lo recuerdo riendo, siempre con la sonrisa en los labios. Trabajé con él por cuatro años. Mis inicios en la publicidad fueron de la mano de su humor. Sus carcajadas acompañaron mi aprendizaje en el oficio de la escritura. Él era el creativo mayor de Target publicidad. Había que reportarse temprano. Nunca mi temprano fue antes que el suyo. Por más que traté de vencerlo, siempre lo encontraba sentado rodeado de periódicos, trabajando. Los estaba recortando con su “hojilla pluma u hojilla exacto”. Al terminar los ordenaba y comenzaba a clasificar. Para cuando llegaban los otros empleados ya tenía sus columnas listas, sus guiones de radio esbozados y estaba presto para disparar originalidades. Su chispa acomplejaba a todos quienes deseábamos crear, pues era imbatible. Uno de los gestos de mayor generosidad hacia mi fue cuando me regaló el diccionario de la rima. Este objeto era un tesoro si querías que los jingles quedaran perfectos.

Lilian, su hija, y yo nos hicimos amigas inmediatamente. La risa nos unió. Sigue manteniéndonos juntas. La primera vez que fui a su casa me sorprendió corroborar lo que todos decían: “La casa es como un estanque lleno de sapos”. Los había de todos los tamaños colores y materiales. “Papá tuvo un amigo en Young and Rubican, Jorge Amaral, él lo bautizó como el sapo una vez que contó un secreto. A papá le costaba guardar los secretos y lo empezaron a llamar ‘el sapo? de cariño. A raíz de esto le regalaban sapos de todo tipo hasta que hizo una colección enorme de sapos”. Lilian tuvo una relación muy bella con su papá. Era una relación de amor profundo, una relación donde sólo recibía paz y tranquilidad. “Mi papá nos dio todo lo que podía y por sobre todas las cosas nos dio formación de vida, educación, trabajo. Nos enseñó a aceptar las cosas y a seguir adelante siempre. A mi papá no lo puedo recordar con tristeza. Lo recuerdo alegre. Su ingenio era único. Su capacidad de crear en pocos minutos y de escribir era increíble. Trabajador, profesional, no existían límites para hacer las cosas. Nos enseñó que la vida continuaba y que a pesar de los obstáculos uno tenía que seguir adelante. Nos enseñó a no decaer. Si sentíamos que caíamos, allí era cuando más rápido teníamos que levantarnos. En sus últimos minutos de vida, todavía nos daba instrucciones del trabajo para que pudiéramos seguir adelante con su labor”.

No lo recuerdo bravo con nadie. Era terco y muy dominante. Nadie podía llevarle la contraria. Recuerdo que en medio de un almuerzo en el Mesón de Los Ruices teníamos un brainstorming, acabábamos de reunirnos con el cliente Lavansan y de pronto dejó de comer y tomó una servilleta, escribió, alzó la cabeza y cantó el jingle del comercial que por años vendió los productos de limpieza Lavansan: María Cristina me quiere gobernar y yo le sigo, le sigo la corriente. “Mi papá escribía a las 5 de la mañana. Ese era el horario que él consideraba mejor para escribir. Había silencio, no sonaba el teléfono y nadie lo molestaba. Aunque en el fondo él podía escribir hasta en una servilleta o en el borde del periódico sí le venía la idea”, cuenta Lilian.

Lourdes, su mujer, fue un pilar fundamental en la vida del Cama mayor. “Fue una guía, una gran mujer para ayudar a mi papá. Era la visión racional, siempre usó la intuición femenina para controlarlo. Lo regañaba a veces cuando hacía chistes malos o pesados. Cuando echaba chistes en momentos era chévere porque mi papá siempre utilizó el humor para todo. Los momentos más duros y difíciles de su vida terminaban siempre con un poco de humor. Probablemente era su escape para poder sobrellevar la tristeza o los golpes de la vida. Pero así fue, una persona siempre alegre”.

A Graterol lo describen la honestidad, la responsabilidad y la dignidad. Era un ser humano honesto, sin maldad, buen padre, buen hijo, era buen amigo, buena persona. Laureano Márquez afirma que Graterolacho siempre se preocupaba por el bienestar de todos, decía que el humor era un acto de bondad. Ayudaba a todo el que le pedía ayuda, a veces hasta sin tener con qué, pero hacía todo para que las personas se sintieran bien.

“Mi papá era muy sentimental. No lloraba pero su cara era muy expresiva y cuando estaba triste no lo podía ocultar”, dice Lilia. El actor Cayito Aponte refirió que el humorista siempre tuvo una palabra exacta para las peores circunstancias y hacía explotar una sonrisa.

Fue maestro del verso y de la rima, periodista, libretista, compositor, humorista, escritor y publicista. Manuel Graterol escribió varios libros: El Libro Flaco de Graterolacho, El caballo de mis coplas, Glosamorías y Casimba.

Por más de diez años escribió el semanario El Camaleón: “Un rato con el gobierno y otro con la oposición”, que era encartado en El Nacional. Este formato se llevó a televisión y radio con Fullchola y Lumute. Graterolacho escribió algunas columnas en diferentes medios impresos: “Se sufre pero se goza”, “Cantos de cantina”, “Suspiros de tucusitos” y “Versos y reversos”.

Una de sus canciones más conmovedoras es Romance, la compuso para María Teresa Chacín. Dice así: “Mi amor es como las cosas que nunca tienen respuesta”. Otros intérpretes de sus canciones fueron Simón Díaz, Gualberto Ibarreto, Mirtha Pérez, Pacheco, Mari Cruz Quintero, José Luis Rodríguez, Bandola Recia, Medio Evo y Rumi Olivo. Era multifacético, como una caja de Pandora.

Ariel Fedullo cuenta atacado de la risa que él y Manuel viajaban mucho juntos y cuando iban a un hotel le cambiaban la ropa de cuarto a los amigos, pero lo que recuerda sin parar de reírse fue una vez que fueron invitados a Canadá con motivo de los juegos Panamericanos. Él manejaba la comercialización del evento y Manuel la publicidad. Los recibieron en la Alcaldía de Montreal, allí les dieron unas palabras. “De pronto Manuel me dice: ‘tápame, tápame?. Cuando veo se estaba robando unos papeles y sobres membretados”. Salieron de allí y le preguntó para qué se había llevado eso y le dijo que para mandarle algunas comunicaciones oficiales a sus amigos en Caracas.

“La risa es gratis, amigo/ lo más bello bajo el sol/ y siempre cuadra conmigo/ puesto que soy Graterol”.

Este fue uno de sus últimos tweets.

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